domingo, 31 de marzo de 2013

Bueno, no quiero que suene muy adelantado a lo que quiero contar, pero estábamos hablando de como veía todo dentro de cinco años, lo normal, tampoco quería matarme pensando en una pregunta para poder sacar conversación. Me contó de su sueño, en el que ella era una actriz o bailarina, no me acuerdo. Se veía en los lugares mas famosos de la ciudad, se sentía bien consigo misma y prefería pensar que ese iba a ser el futuro mas probable de ella. Bueno, digamos que entre el ruido del vagón del subte y el hecho de que estábamos solos, me incomodaba algo, pero ella seguía hablando, y hablando, hablaba mucho ¿sabes? eso era lo que mas me molestaba y gustaba al mismo tiempo, pero me llamaban la atención sus ojos, eran una especie de campo magnético y estoy seguro que hasta despedían algo de estática.
Como dije antes, hablaba mucho y la escuche, la escuche una hora, dos y tres, me pase de donde tenia que bajar, pero no me importo, me quede ahí sentado escuchando.
Al principio, no importaba que estuviéramos solos ahí, pero cuando me pude dar cuenta, me parecía raro el hecho de que nadie mas hubiera entrado en ese vagón, seguíamos siendo ella y yo. Me contó sobre su padre, por lo que llegue a entender su padre era alguien que le gustaba violar a su mujer, maltratarla y demás  llego hasta a atar y prender fuego la cara de su esposa. Pensé que si seguía escuchando eso iba a terminar apareciendo en una especie de cuento de terror, donde su padre era el ser sobrenatural y horrible.
Hubo un momento en el que dejo de hablar y se quedo mirando la ventana del subte todo el viaje, todavía sigo sin entender el motivo, si se ofendió, no se que mierda. En ese momento entendí una cosa mas, ¿Como podía ser que ella tampoco llegara a destino? ¿Quien era ella? nunca le pregunte su nombre, pero sentía que la conocía de algún lado. 
Al no dirigirme palabra alguna, mire a la ventana, veía como el subte se movía y de vez en cuando trataba de verla sin que ella se diera cuenta. 
Hasta el día de hoy, todavía no me acuerdo quien era, que hacíamos ahí, solo conseguí saber que no hay nada mas doloroso que acordarse de alguien a medias y que al morir, estamos condenados a acordarnos del momento mas feliz que tuvimos, una y otra vez hasta el fin de los días, para darse cuenta de que no podemos acordarnos exactamente de la parte mas feliz del recuerdo, convirtiendo lo feliz en un sufrimiento eterno.

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