lunes, 29 de octubre de 2012
Entre Cuchillas
Dejo que lo cieguen los reflejos que generaban los cuchillos, el odio de dentro suyo, la frustrante tristeza lo obligo a caminar. La luz con su tono sepia llamaba a su desesperación, y grito lo que pudo. Y el odio que quedo, lo controlo mejor que la tristeza, no había lugar para pensamientos felices. Su visión ya no era la misma, se cristalizaban los lugares y se atigraba los brazos, no cabía pensamiento en el que su propio daño. Entre varios cortes, con las uñas colaboro y ataco sobre si mismo, en la pelea donde no hay ganadores. Y entre cuchillas duerme, y el dolor lo convierte, en el hombre animal, solo que no es ni uno ni lo otro, solo un simple actor de ambas.
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